Desde la mítica Tartessos pasando por la presencia romana, la posterior llegada visigoda o el asentamiento de culturas como la árabe, dotaron al sur peninsular de un esplendor propio y diferente, convirtiendo la provincia de Huelva en un auténtico crisol de culturas donde poder encontrar lo que hoy es nuestra realidad.
El reino mítico de Argantonio cuya organización y formación aún permanece en el más absoluto misterio, nos invoca a una antiquísima civilización floreciente que tuvo su ubicación en el suroeste de la Península Ibérica. Su notoria antigüedad unido a la riqueza de sus tesoros encontrados junto al desconocimiento arqueológico que aún existe, sirve para alimentar todo tipo de hipótesis y conjeturas.
Al no encontrarse restos que identifiquen claramente su territorio definido (e incluso si llego a disponer de una ciudad rectora), investigadores e historiadores de todas las épocas se han sumergido absortos en buscar en la zona delimitada entre los ríos Guadiana y Guadalquivir, tesoros atribuidos a esta cultura. Yacimientos como el de Tejada la Vieja (Escacena del Campo) o la necrópolis del Cabezo de la Joya en la capital, demuestran la impronta de esta civilización en nuestra Huelva.
Huelva pasó a formar parte del espacio romano a partir de la victoria de Roma sobre Cartago en la II Guerra Púnica, cuando en el 194 a.C. las legiones del cónsul Marco Porcio Catón “el Viejo” controlaron todo el Valle del Guadalquivir. A pesar de los escasos testimonios sobre la provincia de Huelva, los escritores romanos coinciden en denominar a esta zona, comprendida entre los ríos Anas (Guadiana) y Baetis (Guadalquivir) como Baeturia Céltica.
Por su situación geológica, la minería fue un elemento principal en el auge de la zona en época romana, siendo Huelva una de las principales zonas mineras de su Imperio. La provincia fue intensamente explotada por los romanos con un nivel de producción que no se volvería a repetir hasta el siglo XIX con la llegada del capital británico.
La ancestral vocación marinera de la zona y la notable experiencia de sus marinos hicieron brotar la semilla para que el proyecto de Cristóbal Colón se llevara a cabo el 3 de agosto de 1492. Personajes de la tierra como Martín Alonso Pinzón, Garcí Fernández, Fray Juan Pérez, Fray Antonio Marchena o los hermanos Niño fueron imprescindibles para la gran epopeya colombina, evidenciando el porqué de elegir Huelva como origen del Descubrimiento.
Finamente, cuando a principios de octubre se atisbaron bandadas de aves y la noche del 11 al 12 de octubre se dio el deseado grito de "¡Tierra!", la historia ya nunca sería igual. Ahora que se cumplen el 525 aniversario de tal efeméride, Huelva quiere ratificar su vocación americanista como una seña de identidad propia de nuestra provincia.
Huelva se convierte en el último cuarto del siglo XIX en un pequeño territorio inglés. Promovido por las importantes explotaciones realizadas por la Rio Tinto Company Limited en la Cuenca Minera con su grandiosa riqueza mineral, la provincia de Huelva experimentó un auge sin precedentes permitiendo una expansión de la ciudad a causa de la llegada de trabajadores del resto del país.
La creación del Barrio Reina Victoria, la construcción de la Casa Colón, el desaparecido hospital inglés o el majestuoso muelle de Riotinto son ejemplos palpables de la considerable huella que los británicos dejaron en Huelva.
Asimismo, no debemos olvidar que gracias a la amplia población anglosajona y alemana que se encontraba en la zona, Huelva desempeñó un importante papel durante la II Guerra Mundial con la llamada Operación Mincemeat. Hechos que cambiarían de forma significativa el desenlace de la II Guerra Mundial.
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